Pequeña guía sobre qué darle a los niños para el resfriado
Cómo curar a los niños cuando se resfrían y que debemos evitar
¿Por qué los niños siempre se resfrían?
Los resfriados son muy comunes en los niños, sobre todo en los meses de invierno. Se trata de infecciones víricas que afectan a las vías respiratorias superiores, causando síntomas como congestión nasal, estornudos, tos, dolor de garganta, fiebre leve y malestar general. Aunque no son graves, pueden ser molestos y afectar al bienestar y al rendimiento escolar de los pequeños. Por eso, es importante saber cómo cuidar a los niños durante el resfriado y qué medicamentos o remedios caseros pueden ayudarlos a aliviar los síntomas y a recuperarse más rápido.
Causas de los resfriados en niños
Los resfriados son causados por más de 200 tipos de virus diferentes, siendo los más frecuentes los rinovirus. Estos virus se transmiten por el contacto directo con las secreciones nasales o la saliva de una persona infectada, o por el contacto indirecto con objetos o superficies contaminadas. Los niños son más propensos a contagiarse porque su sistema inmunológico aún está en desarrollo y porque suelen estar en contacto cercano con otros niños en la escuela o en el parque.
Los factores que pueden aumentar el riesgo de contraer un resfriado son:
La exposición al frío, la humedad o los cambios bruscos de temperatura.
El estrés, la falta de sueño o la mala alimentación.
El tabaquismo pasivo o la contaminación ambiental.
Las alergias o el asma.
Cómo curar a los niños el resfriado
Los resfriados no tienen un tratamiento específico, ya que los antibióticos no son efectivos contra los virus. Lo más importante es aliviar los síntomas y evitar las complicaciones, como la otitis, la sinusitis o la bronquitis. Para ello, se recomienda :
- Darle al niño abundante líquido, como agua, zumos, infusiones o caldos, para mantenerlo hidratado y ayudar a fluidificar las mucosidades.
- Ofrecerle alimentos blandos, nutritivos y fáciles de digerir, como sopas, purés, frutas o yogures, evitando los alimentos muy grasos, picantes o azucarados.
- Mantener al niño en reposo, evitando que haga esfuerzos físicos o actividades que le provoquen sudoración o cansancio.
- Controlar la fiebre con paracetamol o ibuprofeno, siguiendo las indicaciones del pediatra y respetando las dosis y los intervalos recomendados.
- Aliviar la congestión nasal con lavados nasales con suero fisiológico o soluciones salinas, que se pueden aplicar con una jeringa, un spray o un aspirador nasal.
- Aliviar la tos con jarabes o pastillas expectorantes o antitusivos, siempre bajo prescripción médica y teniendo en cuenta la edad y el peso del niño.
- Aliviar el dolor de garganta con caramelos, miel, limón o infusiones de manzanilla, tomillo o salvia, que tienen propiedades antisépticas y antiinflamatorias.
- Humidificar el ambiente con un humidificador o un vaporizador, o colocar un recipiente con agua caliente cerca de la cama del niño, para facilitar la respiración y evitar la sequedad de las mucosas.
- Evitar el contacto con otras personas enfermas o con alérgenos, como el polen, el polvo o el pelo de los animales, que pueden empeorar los síntomas o provocar una reacción alérgica.
Qué debemos evitar
A la hora de tratar un resfriado en los niños, hay algunas cosas que debemos evitar, ya que pueden ser contraproducentes o peligrosas. Entre ellas, se encuentran :
- Darle al niño medicamentos que no hayan sido recetados por el médico, como antibióticos, antihistamínicos, descongestionantes o corticoides, que pueden tener efectos secundarios o interacciones indeseadas.
- Darle al niño aspirina, ya que puede causar el síndrome de Reye, una enfermedad grave que afecta al hígado y al cerebro.
- Abrigar demasiado al niño o taparlo con muchas mantas, ya que puede aumentar la fiebre o la sudoración, lo que puede provocar deshidratación o irritación de la piel.
- Forzar al niño a comer o a beber si no tiene apetito o sed, ya que puede causarle náuseas o vómitos.
- Exponer al niño al humo del tabaco o a ambientes contaminados, ya que pueden irritar las vías respiratorias y dificultar la recuperación.
Cuándo preocuparse
Los resfriados suelen durar entre 7 y 10 días, y se resuelven sin complicaciones con los cuidados adecuados. Sin embargo, hay algunas señales de alarma que pueden indicar que el niño tiene una infección bacteriana o una enfermedad más grave, y que requieren una consulta médica urgente. Estas son :
- Una fiebre alta (más de 38,5°C) que dura más de 3 días o que no cede con los antitérmicos.
- Una tos persistente, con expectoración verdosa o con sangre, o que dificulta la respiración o el sueño.
- Un dolor de oído intenso, con supuración o pérdida de audición.
- Un dolor de cabeza severo, con rigidez de nuca, vómitos o alteración de la conciencia.
- Una erupción cutánea, con picor, enrojecimiento o hinchazón.
- Una somnolencia excesiva, una irritabilidad extrema o una falta de apetito o de interés por el entorno.
En estos casos, es importante acudir al médico lo antes posible, para que el niño reciba el tratamiento adecuado y se eviten las complicaciones.
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